martes, 28 de abril de 2015

LA AMENAZA: Revelando los Secretos de la AGENDA ALIENÍGENA, por David Jacobs


La Amenaza por David Jacobs. Capítulos IV, V y VI

27/01/2012

Incluye (cap. VII) comentarios de Tavo Jiménez de Armas a modo de recapitulación  y conclusión de todo lo leído hasta ahora. Jacobs nos recuerda que, como diría Freixedo, él no dice que los alienígenas “buenos” no existan, pero que, sin duda, son mucho, muchísimo menos activos que los “malos” o bien tienen menos libertad para operar aquí. Este aspecto de la actividad ET que ha sido ocultado y bien demostrado, sin embargo, por muchos investigadores del fenómeno alienígena, nos sitúa frente a la pregunta de cúal es la naturaleza de la realidad en que vivimos y por qué seguimos siendo conejillos de indios para entidades manipuladoras. Nos sitúa frente  a la necesidad de tomar el control y poder en esta realidad y empezar a crearla como raza sobre la Tierra de forma muy activa, a menos que queramos seguir viviendo en una realidad creada  y manipulada por otros.
Gracias Tavo por tu trabajo impecable.

Capítulo IV
Traducción por Tavo Jiménez de Armas

Síndrome del recuerdo falso
Los críticos del fenómeno de las abducciones postulan que los abducidos, a menudo animados por los investigadores, inconscientemente se inventan fantasías sobre sucesos de abducción. Que las personas pueden tener falsos recuerdos es indudable; dándose ciertas circunstancias puede, por ejemplo, inventar complejas informaciones sobre abusos físicos y sexuales. La Fundación del Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF)(1), en Filadelfia, está compuesta por miembros que injustamente han sido acusados de abuso sexual.

Los falsos recuerdos acerca de abusos se producen cuando la persona recuerda algún suceso, generalmente de cuando se era niño, que nunca ocurrió. No obstante, los detalles que relatan las víctimas pueden ser extraordinarios. Estos reviven sus experiencias con el mismo impacto emocional de los sucesos que son reales. Algunos recuerdan cultos satánicos que los aterrorizaron, en los que incluso aparecen bebés asesinados en sacrificios rituales. Cuando las ‘víctimas’ se ven confrontadas con los hechos reales (los investigadores no han hallado bebés muertos; no hay denuncia alguna sobre bebés que hayan desaparecido cuando los supuestos rituales tuvieron lugar), éstas, las víctimas, dan –furiosamente- explicaciones, tales como que las madres de los bebés sacrificados eran satanistas que entregaron a sus criaturas a dichos rituales, razón por la que no reportaron su desaparición.
Las personas pueden expresar recuerdos falsos con tanta convicción y sinceridad que llegan a engañar a muchos investigadores. Sacar a la luz falsos recuerdos de abuso sexual puede también a conducir a mayores traumas en sus vidas; las familias se rompen, los hermanos se separan, aparecen las demandas judiciales, y personas inocentes son injustamente acusadas e, incluso, encarceladas.
Sacar a la luz recuerdos falsos es algo que, usualmente es facilitado por un terapeuta que está convencido de que su cliente ha padecido abuso sexual (o la clase de abuso que el falso recuerdo muestre), incluso aunque su paciente no tenga memoria de ello. A través de una insistente persuasión, el terapeuta le inculca a su cliente que todos sus problemas emocionales proceden de la represión de un recuerdo de algún trauma anterior. El terapeuta podría decirle al paciente que si piensa intensamente podrá recordar el suceso traumático. A juicio del terapeuta, la sanación sólo tendrá lugar cuando los recuerdos comiencen a aflorar, considerando que no recordar el trauma es síntoma de que la víctima está en un estado de negación, la cual es –a juicio del terapeuta- una ‘prueba’ del abuso. Atrapado en este bucle, la víctima de un terapeuta serio pero equivocado lo tiene difícil para salir de él. Finalmente, como ocurrió en el conocido caso de Paul Ingram y su hija, el sujeto acaba ‘recordando’ el abuso(2).
Hay expertos investigadores del síndrome de Falso Recuerdo, quienes han tenido una extensa experiencia en lo que se refiere a alegaciones de abusos sexuales, y son capaces de detectarlo. En cualquier caso, estos investigadores han comenzado a extender sus habilidades hacia áreas que, desafortunadamente, no son su especialidad. Y el fenómeno de las abducciones se ha convertido en un irresistible objetivo.
Por ejemplo, el psicólogo y especialista en hipnosis Michael Yapko escribe en su trabajo ‘Indicios de Abusos’ (Suggestions of Abuse), que el fenómeno de las abducciones es un simple problema de ‘sugestión humana’, que a Yapko causa ‘irritación e incredulidad’. La psicóloga y experta en la memoria Elizabeth Loftus, en su obra ‘El Mito de la Memoria Reprimida’ (The Mith of the Repressed Memory), clasifica a las abducciones como una forma de irracionalidad asociada a personas que, por otro lado, son ‘sensatas e inteligentes’. Loftus cita al psicólogo Michael Nash, quien afirmó que “había tratado con éxito” a un hombre que decía tener una muestra de esperma que le extrajeron durante una abducción. Nash le tranquilizó y lo ayudó a  volver a su rutina normal usando hipnosis y otras técnicas terapéuticas, pero –se lamenta Nash-  “salió de mi oficina tan completamente convencido de que había sido abducido como cuando había entrado”. Loftus coincide con Nash en que el poder de los falsos recuerdos de este hombre lo incapacitaba (a Nash) para continuar creyendo su ridícula historia.
Loftus y Nash, como otros críticos, están en lo incorrecto. Ninguno de ellos, ni de los otros críticos, ha presentado alguna vez evidencia de que los reportes sobre abducción sean productos del síndrome de falsos recuerdos (o de otra causa). La razón por la que ellos no han presentado evidencia alguna está causada por su incomprensión del fenómeno de las abducciones. Si lo comprendieran, se darían cuenta que los informes de abducciones difieren del síndrome de falsos recuerdos en cinco significativas áreas:
*1-En contraste con las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos no sólo cuentan experiencias de la infancia. Por supuesto que sí, cuentan sucesos de abducción que acontecieron durante la infancia, porque el fenómeno llegó a sus vidas en esa época, pero también narran sucesos de la misma naturaleza que se produjeron ya en la vida adulta.
De hecho, muchos de los relatos de abducciones, a diferencia de los de falsos recuerdos, proceden de sucesos muy recientes. En las últimas 450 abducciones que he investigado, cerca del 30 % de las mismas ocurrieron durante el mes previo a la sesión, mientras que más del 50 % tuvieron lugar durante el año anterior a la sesión. También he investigado eventos de abducción que se me contaron tan solo unas horas antes, e incluso minutos antes de que se hubiesen producido.
Por ejemplo, en 1991, Jason Howard, profesor de escuela, se disponía a ponerse en camino hacia mi casa, donde se realizaría un encuentro de apoyo para las víctimas del fenómeno. Se calzó los zapatos, que estaban frente a la puerta de entrada, siendo ésta la última cosa que solía hacer antes de abandonar su hogar. De repente, habían transcurrido cuatro horas y Jason estaba tumbado en la cama de su dormitorio, en el piso de arriba. Me llamó de inmediato, explicándome lo que vagamente recordaba que había sucedido: se había puesto los zapatos y se había tendido en el sofá. Cuando le realicé una sesión hipnótica al respecto de este evento, Jason logró recordar que se había calzado un zapato, tras lo cual cayó en una irreprimible necesidad de tenderse en el sofá(3). También recordó que varias entidades de pequeña estatura hicieron aparición en el salón y lo condujeron –flotando y atravesando el techo- hasta el interior de un ovni. A partir de entonces le practicaron una serie de pruebas, incluyendo la toma de una muestra de esperma, y la proyección de imágenes mentales. Finalmente, los alienígenas devolvieron a Jason a su hogar; ahora bien, en lugar de devolverlo al sofá donde había dado comienzo la abducción, lo colocaron sobre la cama del dormitorio, en el piso de arriba. Entonces, cuando recobró la consciencia, de percató de que algo había sucedido y me llamó por teléfono, informándome de lo ocurrido (missing time’, tiempo perdido: 4 horas), que no se ajusta a la descripción del síndrome de falsos recuerdos.
*2-En contraste con las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos tienen indirecta confirmación del suceso vivido. Por ejemplo: yo me encontraba al teléfono con Kay Summers, cuya abducción comenzó a producirse mientras estábamos hablando.  Kay describía un crepitante ruido algunas veces asociado con el principio de un suceso de abducción, y yo pude escuchar ese sonido a través del teléfono. La hipnosis a la que la sometí posteriormente reveló que inmediatamente después de que ella colgara el teléfono, fue abducida. Falsos recuerdos no toman forma simultáneamente a un suceso actual en el cual el investigador ejerce como confirmador del mismo.
*3-En contraste con las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos habitualmente recuerdan sucesos sin la ayuda de un terapeuta. Pueden recordar sucesos que les han ocurrido en momentos concretos de sus vidas. Siempre han sabido que ese hecho les pasó, por lo que no precisan de un terapeuta que reafirme sus recuerdos.
*4-En contraste con las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos están físicamente desaparecidos durante el suceso. El abducido no se encuentra donde se supone que está; quienes los han buscado no los han encontrado. Por lo general, el abducido es consciente de que hay una laguna de dos o tres horas que ni él ni nadie puede justificar. Semejante prueba física no existe en el síndrome de falsos recuerdos.
*5-En contraste con las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos pueden aportar una confirmación independiente de la abducción. Aproximadamente, el 20 % de las abducciones incluye dos o más personas que se están observando mutuamente durante el suceso de abducción; algunas veces reportan de forma independiente esto al investigador.
Adicionalmente, es importante remarcar que, a diferencia de las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos habitualmente no experimentan la desintegración de sus vidas personales después de haber tomado conciencia de su particular situación. De hecho, de muchas formas, lo que sucede es precisamente lo contrario; cuando los abducidos se ponen en manos de terapeutas competentes y entienden la naturaleza de sus recuerdos, a menudo comienzan a tomar control intelectual y emocional de dichos recuerdos. Sienten una mayor autoconfianza, en tanto que se dan cuenta de que sus, hasta entonces, supuestamente inapropiados temores y pensamientos de tantos años (por ejemplo; miedo a entrar al dormitorio por la noche, pensamientos sobre estar sobre una mesa rodeada de extrañas criaturas, sentir excesivo temor a los médicos) eran la reacción lógica y adecuada a una fuerza poderosa y desconocida. Mediante el recordatorio de los sucesos, los abducidos se hacen con el control de los miedos que les han acosado durante años, y devuelven el equilibrio a sus vidas, incluso siendo conscientes de que el fenómeno de las abducciones no se ha interrumpido en ellos. El conocimiento del fenómeno les ayuda a llevar una vida más estable e integrada, en vez de sufrir los poderosos efectos desintegradores que son tan comunes en las víctimas que padecen síndrome de falsos recuerdos.
Recuerdos encubridores(4) de abuso sexual
Antes de que el síndrome de falsos recuerdos cobrase importancia, los terapeutas habían asumido que los relatos sobre abducciones eran debidos a recuerdos reprimidos de abusos sexuales padecidos en la infancia. Los terapeutas presuponían que, dado que el abuso sexual había sido tan traumático, la víctima –inconscientemente- ‘transformaba’ esos recuerdos en un relato de abducción; a fin de sobrellevar el terror, la persona asumía un trauma mucho más aceptable que el causado por los abusos: ser secuestrada por alienígenas.
No obstante, no hay pruebas para esta explicación. No hay ejemplos en los registros de un relato de abducción que sea un ‘recuerdo encubridor’ de abuso sexual. De hecho, lo contrario sí ocurre: hay grandes pruebas de personas que ‘recuerdan’ ser abusadas sexualmente cuando, en realidad, lo que les ocurrió es que fueron víctimas de una abducción.
Jack Thernstrom recuerda cuando, con doce años, caminaba junto a su hermana por un área arbolada detrás de su hogar. Durante el paseo, Jack se encontró con un hombre que llevaba puestas unas gafas oscuras y que abusó sexualmente de él. Jack no tenía claros los detalles del suceso, pero sí que recuerda haberse quitado la ropa y quedarse completamente desnudo. Tampoco tenía claridad respecto a qué le ocurrió a su hermana, pero él pensó que, tal vez, había huido corriendo. Él nunca contó a nadie lo sucedido, viviendo los siguientes dieciocho años con los traumáticos recuerdos de haber sido objeto de abusos sexuales por parte de un extraño.
Cuando Jack, en una sesión de hipnosis regresiva, contó este episodio, el hombre que llevaba gafas negras se desveló como un alienígena, y el suceso se mostró como un rutinario evento de abducción en el cual Jack había sido sometido a un examen médico. Ni siquiera había sido sexualmente abusado. Jack había creado un recuerdo a base de piezas de un suceso, tan horrible que pudo haber sido, que tomó sentido para él en un relato de abuso sexual.
En otro caso, Julie ‘recordó’ un suceso que tuvo lugar cuando tenía diez años. Ella estaba en su hogar, concretamente en el sótano (donde había un bar), con su padre y tres vecinos. Julie recordó cómo su padre le sujetaba las manos sobre la cabeza (de ella) mientras los vecinos la asaltaban sexualmente. Mediante hipnosis regresiva la mujer desveló que todo había sido un suceso de abducción, el cual comenzó mientras estaba en el bar del sótano, en compañía de su padre y los amigos de éste. El padre y dos de los vecinos habían sido llevados a un estado de inmovilidad y semi-consciencia (como si los hubiesen ‘apagado’), durante todo el suceso. Los alienígenas se llevaron tanto a Julie como al tercer vecino, el Sr. Sylvester, fuera del sótano, introduciéndolos en un ovni. Durante el episodio de abducción, a ella se la condujo a observar escenas de contacto sexual entre un hombre y una mujer (ella pensó que, quizá, el hombre era el Sr. Sylvester). Cuando esto acabó, tanto ella como su vecino fueron devueltos al bar. En esa ocasión, Julie no había sido sexualmente violada. El Sr. Sylvester, a quien –hasta entonces, durante años- ella había despreciado, había sido tan víctima como la propia Julie.
Obviamente, no todos los casos de abusos sexuales son, en realidad, sucesos de abducción. Una abducida recordaba que había sido sexualmente asaltada cuando tenía trece años. No recordaba cómo había llegado, escaleras abajo –al sótano-, hasta el dormitorio del chico que la asaltó, y estaba confusa acerca de otros detalles. Sospechando que esto podría ser un ‘recuerdo encubridor’ que ocultaba un suceso de abducción, lo revisamos bajo hipnosis regresiva. Entonces, ella recordó al muchacho, cómo bajó las escaleras, lo que aconteció en el sótano y lo que sucedió después. La paciente no tenía recuerdos en los que viese alienígenas, siendo transportada fuera de su hogar hasta ovni alguno. Realmente, ella había sido sexualmente asaltada, pero no había sido abducida.
(1)Fundación del Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF):
(2)Nota del traductor: Información sobre este caso lo encontramos en el siguiente artículo: ‘Polémica mundial sobre las terapias regresivas’,http://alturl.com/b4ndg)
(3)El Profesor Corrado Malanga da una explicación al súbito sueño padecido por los abducidos. Fue respondiendo a una consulta (Conferencia ‘Un portal entre pasado, presente y futuro’)  sobre estelas químicas (chemtrails). Aunque los chemtrails no son su campo de trabajo, allí mencionó un análisis químico de muestras recogidas en terreno, tras una fumigación, que revelaba una composición de bario, aluminio y cristales de cuarzo. Y añadió que algunos de esos componentes producen, mediante pulsaciones del campo magnético, una alteración (de naturaleza piezoeléctrica) sobre algunos de los cristales existentes en la glándula pineal. Sugirió, entonces, que esa alteración podría ser el objetivo de las fumigaciones.
Después de todo, la pineal es considerada vital, no sólo a niveles del sistema endocrino y sus funciones, sino, en última instancia, por su relación con los procesos de conciencia, siendo esta minúscula glándula una suerte de enlace con el cosmos espiritual (nuestra conciencia, a la que en mis trabajos he denominado, simbólicamente, nuestro ‘80 %’).
Dentro de este marco, Malanga formula las siguientes preguntas: ¿No será que los elementos que son introducidos en el ambiente son componentes que distraen la glándula pineal cuando realiza cierto tipo de función? ¿Esparcir esas sustancias (micro-cristales que interactúan piezoeléctricamente con los mismos tipos de cristales existentes dentro de la glándula pineal), es un obstáculo creado para dificultar la toma de conciencia (80 %)?
De hecho, afirma, los implantes alienígenas que se colocan cerca de la glándula pineal, introduciéndolos por las fosas nasales (generalmente, la derecha) y rompiendo el hueso esfenoides, tendrían como propósito intervenir magnéticamente sobre la glándula pineal y, consecuentemente, alterar la secreción de melatonina, pues esta hormona induce al sueño. Sueño que reduce las defensas conscientes en nuestra mente, y que facilita la intervención del alienígena sobre la parte anímica, la codiciada alma del abducido…
(4)‘Recuerdos encubridores’, en inglés ‘screen memories’, es una expresión propia de psicología, y hace referencia a un falso recuerdo que, inconscientemente, construye una víctima para evitar reconocer el verdadero recuerdo que causó un trauma.
A los lectores de La Amenaza:
Más sobre el Dr. David Jacobs:

Contaminación mediática

La serie televisiva ‘Star Trek’, en esencia, ha venido a ser parte de la conciencia estadounidense. Millones de personas han visto esos relatos de ficción sobre humanos y alienígenas, tanto como la gente que ha visto noticias sobre abducciones en televisión o ha leído algún libro al respecto. La sociedad ha sido tan intensamente saturada con historias sobre abducciones alienígenas que es muy difícil, para la mayoría, escapar de ellas. Un relato (sobre abducción) no intoxicado por esa mediatización es cada vez más difícil de obtener.
Durante mucho tiempo, el problema de la influencia de los medios en la información de ovnis y abducciones alienígenas ha desbordado a los investigadores. Con los años, los investigadores han aprendido a analizar cada avistamiento ovni según sus particulares circunstancias, y han desarrollado una metodología para ‘separar la señal del ruido’. La credibilidad del testigo, la calidad de la información, y los relatos confirmatorios de otros testigos, se han convertido en los criterios válidos para evaluar un informe. Este es el proceso que los investigadores aplican.
¿Representa la contaminación mediática un problema significante para la investigación de las abducciones? No. Aunque pueda ser un problema de tiempo en tiempo, en realidad, la mayoría de los abducidos son extremadamente sensibles ante los ‘peligros’ de las influencias culturales. Cuando examinan sus recuerdos junto a mí, ellos son plenamente conscientes de que existe la posibilidad de que hayan incorporado a sus recuerdos un hecho irreal. En las primeras sesiones de hipnosis regresiva, la autocensura que desarrolla el abducido es tan grande que se convierte en un problema, pues las personas no quieren afirmar cosas que les hagan parecer locas, ni quieren repetir como loros al investigador algo que hayan podido tomar de fuera, de la sociedad. Los abducidos me dirán durante la hipnosis cuándo ellos creen que podrían haber mezclado su experiencia con algún residuo cultural externo. Están muy preocupados acerca de esta contaminación, tanto que habitualmente debo decirles que se dejen llevar y no se autocensuren.
Cuando los abducidos me dicen lo que recuerdan, sus memorias suelen contener una riqueza de detalles que no pueden considerarse tomados de la contaminación mediática. Los medios de comunicación masivos diseminan información muy poco sólida sobre abducciones. Que los abducidos recuerden y describan aspectos concretos de los procedimientos que se llevan a cabo con ellos (detalles que montones de abducidos han descrito pero que no han sido publicados) es extraordinario, e incide fuertemente contra las influencias culturales.
Un buen ejemplo de ausencia de contaminación mediática es el enormemente controvertido libro ‘Communion’ (1987), de Whitley Strieber. Estuvo en la lista de los más vendidos del ‘New York Times’ durante treinta y dos semanas, y en el puesto número uno por casi cinco meses. Strieber relata detalles de sus experiencias que no coinciden con lo que la mayoría de los abducidos cuenta. Él dice haber sido transportado a una sucia antesala, donde se sentó en un banco en medio del desorden. Este intensamente evocador pasaje de su libro fue, a la vez, dramático y aterrador.
Si la contaminación mediática fuese un problema, yo esperaría que algunos de los abducidos con los cuales he trabajado, que han leído ‘Communion’, me describiesen una situación similar. Pero eso no ha ocurrido. Ni uno sólo de ellos me ha mencionado alguna vez que hubiese estado sentado en un banco de una sala sucia o llena de ropas. Igualmente, en la versión cinematográfica (también llamada Communion) de la obra de Strieber, vista por millones de personas, hay una escena donde se observa un baile por parte de gordos y azules entes alienígenas. Ni yo ni ninguno de mis colegas investigadores ha oído alguna vez una información similar. No obstante, a pesar de la aparente ausencia de evidencia alguna de contaminación mediática, todos los investigadores debemos, no obstante, permanecer vigilantes. Pues puede que no reconozcamos contaminación mediática si la persona la incorpora sutilmente y acaba siendo parte de sus ‘recuerdos’.
Sucesos recordados conscientemente
Si los relatos de abducción no son parte de un síndrome global de sutil e insidiosas influencias en el cerebro de la personas, los críticos del fenómeno dicen que los abducidos deberían ser capaces de recordar conscientemente sus experiencias, y proveer a los investigadores de información precisa de cuanto les ha ocurrido. De hecho, los abducidos conscientemente recuerdan las abducciones; algunas veces se trata de fragmentos, otras de largas secuencias, y en otras ocasiones incluso los sucesos al completo. Habitualmente, esos relatos son concretos y detallados y se igualan cercanamente a aquellos otros relatos obtenidos mediante hipnosis.
Sin embargo, habitualmente los recuerdos conscientes de sucesos son extremadamente inexactos, con destalles distorsionados de hechos actuales y recuerdos ‘concretos’ de eventos que nunca sucedieron.
Un excelente ejemplo es el caso de Marian Maguire, una mujer sexagenaria con dos hijas, quien despertó una mañana de 1992 y conscientemente recordó un caso en el cual ella estaba con una de sus hijas, años atrás, en medio de una abducción. Marian recordaba cómo tomaba a su hija de las manos y, junto a otras personas, eran ‘conectadas’ a un aparato especial que había en un muro. Esto es cuanto ella recordaba, y estaba segura que este suceso había tenido lugar exactamente como ella lo había recordado.
Yo no había oído hablar sobre abducidos que fuesen conectados a una máquina en un muro. Unas semanas más tarde, Marian y yo exploramos su episodio mediante hipnosis, sesión durante la cual ella tuvo dificultad en recordar cómo subía al muro, era conectada a él y luego desconectada. Cuanto más lo analicé, menos segura se mostraba Marian acerca de lo que realmente había sucedido. Se dio cuenta de que el muro tenía pequeños cuadrados negros, a los cuales miraba mientras yo le preguntaba qué veía debajo de ellos. Creí que me diría que lo que veía era el muro o el suelo, pero, en cambio, me dijo que veía unas manos extrañas. Las manos estaban unidas a unas muñecas, y éstas a brazos. Fue entonces cuando Marian se dio cuenta de que estaba mirando dentro de unos negros ojos de un alienígena. Ella no estaba, en realidad, conectada al muro, sino que permanecía de pie en una habitación, junto a sus hijas, mientras una entidad se le acercaba y miraba fijamente a los ojos. Conforme el tiempo pasaba, los ojos negros (alienígenas) que ella observaba en su mente se transformaban en una especie de cajones dispuestos en el muro, y su incapacidad para evitar esos ojos se transformó en verse pegada a ellos (los cajones del muro). Durante la hipnosis, los cajones se transformaron en los cuadrados negros. Aunque había una base real para la memoria de Marian, los detalles que ella recordaba no habían sucedido.
Otro ejemplo es el de Janet Morgan, una madre soltera con dos hijos, quien conscientemente recordaba una rarísima experiencia de abducción. Mientras permanecía tendida sobre una mesa, vio cómo unos pequeños seres se afanaban en llevar a la habitación un caimán vivo. Los entes colocaron el animal en el suelo, cerca de la mesa, pusieron de espaldas al reptil y con un cuchillo lo abrieron en canal. El pobre caimán gruñía y miraba a Janet, que estaba en estado de shock. Estos traumáticos recuerdos sumieron a Janet en una profunda y larga depresión. En principio, ella no quería recordar el suceso mediante hipnosis, porque temía que nuevos detalles de lo sucedido le agudizaran la depresión. Nos obstante, tras estar continuamente afectada por el incidente durante casi un año, Janet se armó de valor y decidió enfrentar el recuerdo y lograr así el control emocional sobre él.
En hipnosis, el recuerdo de Janet se reveló como parte de un complejo suceso de abducción en el cual los alienígenas llevaron a cabo diversos procedimientos sobre ella. La examinaron, le extrajeron un óvulo, la forzaron a sumergirse en un recipiente lleno de líquido y la sometieron a un escáner mental que le produjo un profundo miedo. Después, Janet se encontró sola en la habitación, tendida sobre la mesa, llena de miedo e inquietud. Los alienígenas entraron por una puerta a la izquierda de Janet, empujando al caimán con ellos, al cual colocaron en el suelo, cerca de la mesa. Mirándolo fijamente, ella comenzó a darse cuenta de que el animal realmente no parecía ser un caimán, pues no observó ni cabeza o patas de caimán. En realidad se trataba de un hombre dentro de un saco de dormir de color verde. Cuando el hombre fue sacado por los aliens del saco de dormir, éste miro a Janet y comenzó a gemir. No había habido ningún caimán al que los alienígenas hubieran abierto en canal.
Algunos de los recuerdos conscientes más comunes se corresponden con los primeros o últimos instantes de una abducción, cuando el individuo está todavía en su ambiente habitual. Los abducidos habitualmente recuerdan que se han despertado y observado figuras erguidas junto a sus camas. Pero, en vez de recordar a los alienígenas, recuerdan a familiares fallecidos, amigos o figuras religiosas.
Por ejemplo, Lily Martinson, un agente inmobiliario, recordó el siguiente incidente cuando ella estaba de vacaciones con su madre en las Islas Vírgenes, año 1987. Dormida en la habitación del hotel, despertó y vio a su hermano fallecido, de pie junto a la cama. Lily recordó con claridad su apariencia, encontrando que esta experiencia era reconfortante y tranquilizadora. Cuando examinamos estos recuerdos bajo hipnosis, sin embargo, la descripción que Lily hizo de su hermano era la de una persona pequeña, sin ropas, delgada, sin cabello y con grandes ojos. No era su hermano. Aunque Lily se sintió decepcionada por no haber visto a su hermano, también estaba satisfecha por haber conocido la verdad de lo ocurrido.
Efectivamente, los alienígenas han creado, quizás sin quererlo, un único obstáculo para aprender la verdad sobre las abducciones. Se trata del problema de ‘recuerdos incrustados’, imágenes que los alienígenas han ‘colocado’ intencionadamente en la mente de los abducidos. Durante procedimientos de visualización, los aliens pueden mostrar a un abducido multitud de imágenes: explosiones atómicas, meteoritos impactando contra la Tierra, el planeta partiéndose en dos, degradación medioambiental, desastres ecológicos, muertos bañados en sangre que están esparcidos por la tierra, y supervivientes rogando al abducido por ayuda. También pueden mostrar imágenes de Jesús, María, y otras figuras religiosas. Dichas imágenes son tan vívidas en su efecto sobre los abducidos que éstos piensan que esos sucesos realmente ocurrieron o que realmente vieron a esas figuras religiosas. Esto puede ser un problema, especialmente cuando el investigador no está familiarizado con estos procedimientos de visualización y no se logran identificar estos ‘recuerdos incrustados’.
De este modo, Betty Andreasson relata, en el vanguardista libro de Ray Fowler ‘The Andreasson Affair’, una situación en la cual ella vio un ave similar a un Fénix emergiendo de las cenizas. Fue real para ella, y así lo hizo saber. Yo he tenido personas que recuerdan figuras que se parecían a Abraham Lincoln, con su sombrero de copa, ángeles, demonios, etc.
Recuerdos que surgen durante la hipnosis
La fiabilidad de traer a la memoria recuerdos durante hipnosis no depende del sujeto, sino del hipnotizador. Usada de manera inapropiada, la hipnosis puede conducir a confusión, canalización, y falsos recuerdos. Desafortunadamente, hay consenso a la hora de afirmar que se hace un uso inapropiado de la hipnosis en la investigación de las abducciones. Y cuando los sucesos de abducción son traídos al consciente por un investigador que tiene poca experiencia o está instruyéndose en técnicas de hipnosis, en ambos casos, el paciente y el terapeuta pueden caer en el error de dar por buenos los falsos recuerdos que nunca acontecieron.
Influyendo al testigo
Los escépticos del fenómeno de las abducciones a menudo acusan a los investigadores que hacen uso de la hipnosis de influir a la persona en la creencia de que, en efecto, ha sido abducida. Los críticos dicen que los factores culturales o psicológicos empujan a la persona a buscar a un hipnotizador que tenga un interés -emocional o intelectual- en considerar al paciente como un abducido. El sujeto acude al terapeuta y se establece una fuerza o presión que conduce a hablar sobre abducciones. Y a través de sutiles indicaciones y preguntas directas, el hipnotizador presiona al paciente a ‘recordar’ todo un inventado relato de abducción.
Esa influencia es un serio problema en la investigación del fenómeno, aunque no en la forma en que los críticos la consideran. Cuando un hipnotizador, inexperto o ingenuo, escucha la historia de un abducido, a menudo no reconoce fantasías y falsos recuerdos, ni recuerdos inculcados por los alienígenas. El resultado es que el paciente conduce al terapeuta a creer en algo que no ha ocurrido.
Un ejemplo: Supongamos que un abducido viene a mí para hablar sobre sus supuestas experiencias de abducción, y que bajo hipnosis me cuenta que estando a bordo de un ovni se sentó en el suelo y participó con los alienígenas en un juego de mesa bastante parecido al Monopoly, pero con nombres de calles realmente extraños. Si yo le preguntase por el nombre de tales calles correría el riesgo de llevar a cabo una inadecuada influencia sobre el paciente. En mis más de once años de investigación en el terreno de las abducciones jamás he escuchado a nadie (abducido) que hubiese estado jugando a juegos de mesa, y debo estar seguro de que el hecho ha sucedido tal como ha sido descrito, antes de ahondar en él.
Dado que sé que la persona creará experiencias imaginarias, especialmente en las primeras sesiones hipnóticas, sospecharía inmediatamente, en este caso, que se estaba fabulando, si bien siempre debo tener presente que es posible que los alienígenas hayan estado jugando al Monopoly con el abducido… Yo probaría a explorar para así determinar lo que quiera que ese suceso fue realmente. Observaría las contradicciones o inconsistencias yendo sobre el incidente desde diferentes perspectivas de tiempo, realizando preguntas que conduzcan al abducido hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Le pediría que describa la secuencia de sucesos –segundo a segundo- buscando leves incoherencias en su versión de los hechos. Le preguntaría si los alienígenas estaban de pie o sentados, hacia dónde estaban mirando y exactamente el qué miraban. En otras palabras, buscaría los procedimientos de visualización del alien, que pudieron haber infundido esta imagen en la mente del abducido, haciéndole creer que realmente jugó a este juego (el Monopoly, como mero ejemplo práctico y poco probable) cuando, en realidad, no lo jugó. Si el abducido fuera inconsistente en sus respuestas, yo consideraría su suceso de abducción con escepticismo. Si el abducido sostiene su historia, como mínimo, pondría el relato ‘en cuarentena’, a la espera de que otro abducido confirme –de forma independiente- una experiencia similar.
En contraste a la metodología que acabo de describir, el ingenuo hipnotizador, inconsciente de que está siendo engañado, escucha la historia sobre el Monopoly y pregunta: ‘¿cuáles eran los nombres de las calles (del juego de mesa)?’. Esta pregunta, sutilmente aceptada por el terapeuta de la hipnosis, sirve para reforzar el convencimiento del paciente, de que su (fantasiosa) experiencia ha sido real. De ese modo, al abducido se le fomenta a fantasear. Una inconsciente y sutil forma de disociación toma forma, y el abducido comienza a ‘recordar’ más sucesos de los que ha imaginado. (Este estado mental es semejante al de las ‘canalizaciones’, a través del cual una persona, en un estado alterado de conciencia, cree que está recibiendo comunicación por parte de un espíritu invisible, o una entidad que responde a preguntas o imparte enseñanzas.) El abducido –inconscientemente- ha inducido al terapeuta a cometer un error, y éste (el terapeuta) actúa, inconscientemente, del mismo modo, llevando a error al paciente. Ambos están manufacturando un relato que podría tener una porción de verdad, pero que es fantasía en su mayor parte.

Fantasías mutuamente confirmadas

Realizar investigación sobre abducciones es excepcionalmente difícil, no sólo a causa de la naturaleza del material con el que se trabaja –y el modo en que se obtiene-, sino porque las satisfacciones que este trabajo ofrece son, habitualmente, nulas. Los principales ‘honores’ que se reciben son ridiculización y desprecio.
Yo creo que cualquiera que ponga su reputación en aventurarse dentro de esta peligrosa área, merece el reconocimiento de aquellos que valoran la búsqueda de la verdad.
A pesar de esto, incluso los más prominentes investigadores, algunas veces, caen en la trampa de las fantasías mutuamente confirmadas.
John Mack (1), profesor de psiquiatría en la Universidad de Harvard, además de investigador del fenómeno de las abducciones, es un ejemplo de las fantasías que son mutuamente confirmadas. Mack, conocido en todo Estados Unidos como un crítico social y ganador del Premio Pulitzer, quedó fascinado con el fenómeno de las abducciones, allá por 1990, tras atender una conferencia de Budd Hopkins (fallecido en verano de 2011http://alturl.com/4c93x). Rápidamente, Mack reconoció que el fenómeno no era generado en la mente del abducido, sino que, por el contrario, provenía de una realidad externa. Así que, valientemente, emprendió una investigación del fenómeno a gran escala, en detrimento de su carrera en Harvard y a pesar del desprecio de sus colegas.
En su libro de 1994, ‘Abducción: encuentros humanos con aliens’, Mack relata una sesión de hipnosis con una paciente llamada Catherine, en la que unos alienígenas –supuestamente- le mostraron a ella, sobre una pantalla, imágenes de un ciervo, musgo, desiertos, y otras cosas relacionadas con la naturaleza. Después, Catherine observó las pinturas de una tumba egipcia y sintió con certeza que cuanto estaba viendo era ella en una vida anterior.
Entonces, los alienígenas le enseñaron una imagen de pinturas de tumbas con la pintura descascarillada (deteriorada).  “Pero entonces  era yo la que estaba pintando”. Pero en esa encarnación ella era un hombre y presenció esta escena (dijo ella). “Esto tiene sentido para mí… esto no es un truco, es información útil. No están tirando un montón de mierda como todo lo demás.” Ahora Catherine sintió que se confirmaba su empeño en un intercambio de información más recíproco.
Mack:
‘Entonces, pedí a Catherine que me contase más sobre esta imagen de ella misma, como pintor en la tumba de una pirámide egipcia. En respuesta a mi pregunta ella me proporcionó un montón de información sobre el hombre, sus métodos (de trabajo) y su medio ambiente. Lo asombroso era el hecho de que Catherine no estaba teniendo fantasías sobre el pintor. Por el contrario, ella era el pintor, y podía ver cosas desde su punto de vista, en lugar de ver desde el punto de vista de un observador ajeno a la escena.’
Catherine continuó ‘recordando’ muchos detalles de la pintura egipcia y su vida pasada. Y al final de la sesión de hipnosis, ella le dijo a Mack que un alienígena le había preguntado si había comprendido el significado de aquella escena del Antiguo Egipto. Entonces, ella se dio cuenta de que ‘todo está conectado, los cañones, los desiertos y los bosques. Uno no puede existir sin lo otro, y ellos, los alienígenas, me estaban mostrando una vida pasada para que me diera cuenta de que yo estaba conectada con eso, y con todas esas otras cosas’. Catherine también se dio cuenta de que estaba conectada a los alienígenas. Resistirse a ellos sólo significaría luchar contra sí misma, por lo cual, no había razón alguna para resistir (2).
Mack no sólo acepto la validez de este ‘diálogo’, sino que también dio por buena la interpretación que Catherine había hecho de todo el asunto. Mas que tratar el episodio completo con extrema cautela y escepticismo, Mack no cuestiona ni la interpretación dada por Catherine sobre su vida pasada, su sentido de la conexión (3), su sensación de que una previa petición de información recíproca fue respondida afirmativamente (por Mack), y la decisión de ella de no resistirse a esa afirmación.
Catherine también le dijo a Mack que ‘ellos (los alienígenas) estaban tratando de que superase el miedo, razón por la que estaban tratando de asuntarme tanto, porque así yo podría, finalmente, enfadarme y superarlo, yendo más allá, hacia cosas más importantes’. Una vez más, Mack da por buena esta conversación y le otorga valor, pidiéndole a Catherine que ‘explique más cómo es que asustándola intensamente conseguiría llevarla a superar el miedo’. Esta es una pregunta que reclama una información que no está dentro del ámbito del testimonio de Catherine. Como era de esperar, ella le dio a Mack una respuesta con los detalles.
El relato de Catherine contiene una vida pasada, ‘diálogo’, intentos –por parte de los alienígenas- de ayudar al abducido, un mensaje sobre el medio ambiente, y crecimiento personal. Para el terapeuta cualificado y diestro en las hipnosis de abducidos, todos y cada uno de los aspectos de este relato deberían ser sospechosos. Catherine pudo haber sido, fácilmente, inducida a un estado disociativo en el cual ella consideró ciertas fantasías internas como si fuesen sucesos que realmente le ocurrieron.
Si las imágenes de la vida pasada en el Antiguo Egipto ocurrieron (en la mente de Catherine), podrían haber tomado forma durante una secuencia imaginaria, y ello automáticamente significa que un procedimiento mental de inculcación estaba en proceso. Algunas veces, los abducidos mezclan procedimientos imaginarios, sueños, y fantasías, como si fueran recuerdos de realidades externas. Su interpretación de esos ‘recuerdos’, a menudo, tienen más que ver con sus sistemas de creencias que con acontecimientos reales. A menos que el terapeuta esté adecuadamente formado en los problemas que esos procedimientos mentales pueden crear, será fácil que caiga en aceptar fantasías como si fuesen realidades. Mack no manifiesta escepticismo acerca de la historia contada por Catherine. Más aún, él admira la ‘clara y concisa composición’ de la narrativa de la abducida.
Hay otros dos terapeutas de abducciones que, como John Mack, caen presa de errores metodológicos. Como parte de una serie de trece regresiones hipnóticas con abducidos, la psicóloga clínica Edith Fiore presenta –en su libro de ‘Encuentros’ (1999)- una larga transcripción de un suceso extraterrestre. Fiore cree que el hecho de relacionar la información, sea ésta real o imaginaria, tiene un valor terapéutico, por tanto, ella está más interesada en saber qué piensan los abducidos sobre lo que han vivido, que en saber qué les ocurrió realmente.
Fiore describe la regresión hipnótica de un paciente llamado Dan, quien ‘recordó’ haber sido miembro de unas Fuerzas Armadas Alienígenas que luchaban contra sus enemigos en otros planetas. Recordaba haber visitado los planetas ‘Deneb’ y ‘Markel’, tomar unas copas con el capitán, así como otros detalles extraordinariamente semejantes a la vida diaria en la Tierra. Cierto día, Dan se encontró a sí mismo de pie en la Cordillera de las Cascadas (Norteamérica), mirando fijamente a los árboles. Era hermoso y calmado. Parecía que Dan había ‘tomado’ el cuerpo de un pequeño niño humano.
Dra. Fiore: ¿Dónde está tu nave?
Dan: Soy un niño. Sin nave ni responsabilidades, sólo un bonito día de verano sin nada que hacer, mas que explorar.
Dra. Fiore: Ahora te vemos como un niño. Voy a preguntarte cómo conectas tú a ese pequeño contigo.
Dan: Somos dos personas distintas. El niño tiene todos los recuerdos. Es como una ‘jubilación’, teniendo la oportunidad de no hacer nada si vives más tiempo. Estar en un lugar precioso.
Dra. Fiore: ¿Cómo llegas tú a ser ese niño?
Dan: Me uní a él en la carretera. Realmente, lo reemplacé (sustituí).
Dra. Fiore: Ahora vayamos al momento en el que te uniste a él, y hazme saber cómo llegas hasta esa carretera.
Dan: Yo estaba borracho, tremendamente borracho. Fue una buena fiesta… Me despedí.
Dra. Fiore: ¿Qué ocurrió entonces?
Dan: Soy el de hoy. Uno a uno. Elige tu planeta, uno que sea fácil. Todos se ríen.
Dra. Fiore: Dices que estabas borracho…
Dan: La noche anterior. Una resaca horrible.
Dra. Fiore: ¿Dónde te emborrachaste?
Dan: En la nave. Confusión, bebiendo.
Dra. Fiore: ¿Qué clase de nave es esa?
Dan: Clase M. Grande. Un crucero de combate; catorce transbordadores Drop-ship (4). 3.500 personas armadas hasta los dientes.
Este interrogatorio (tal como está planteado por la doctora) confirmó lo que el sujeto (Dan) estaba diciendo y, sutilmente, sirvió para confirmar su autenticidad. Fiore diría más tarde que la información aportada le sirvió a Dan para ‘la mejora de su autoestima, así como una maravillosa y profunda paz mental’. Ella cree que cada una de las experiencias recordadas por los pacientes ‘realmente sucedieron de un modo muy cercano a como ellos las recordaron’. Claramente, este escenario no se asemeja al escenario de abducción tal como lo conocemos, aunque hay algunas similitudes entre ambos, como son los híbridos adultos que, algunas veces, visten uniformes muy parecidos a los militares.
En lugar de enfocarse en un suceso concreto, Fiore salta a nueve diferentes encuentros en su primera sesión hipnótica con Dan, lo cual, en manos de una inexperta terapeuta de hipnosis, puede conducir a unas conclusiones confusas y superficiales.
Además, Dan conoce la respuesta a prácticamente todas y cada una de las preguntas que Fiore le plantea acerca de la vida a bordo de la nave militar. Dicho conocimiento de las respuestas por parte de Dan es, habitualmente, un fuerte indicador de falsa memoria.
Fiore: ¿Existe ahí la homosexualidad?
Dan: Algo.
Fiore: ¿Cómo es percibida?
Dan: Tolerada. No se la observa favorablemente, pero es tolerada.
Fiore: ¿Hay ahí algún problema con los anticonceptivos?
Dan: No.
Fiore: ¿Por qué no?
Dan: Medicamentos, inyecciones.
Fiore: ¿Con cuánta frecuencia os los dan (esos medicamentos)?
Dan: En cada viaje.
Las probabilidades de que el relato de Dan sean fantasías son extremadamente altas. Fiore y Mack estaban cualificados como terapeutas, no como investigadores del fenómeno. Su aproximación a los relatos sobre abducciones es muy diferente de la aproximación llevada a cabo por los investigadores que están orientados empíricamente.
Es importante entender que, a pesar de sus problemas metodológicos, Mack y Fiore, como otros terapeutas de hipnosis, ponen al descubierto muchos de los típicos procedimientos –físicos y reproductivos- que dan forma al núcleo de la experiencia de abducción. No obstante, a causa de su formación profesional, ellos no están particularmente interesados en lo que, realmente, le ha ocurrido al abducido. Para Mack, como para otros muchos terapeutas, investigar en las circunstancias reales y concretas de la experiencia narrada por un cliente, no es la preocupación primordial. Averiguar, exactamente qué es lo que le ocurrió al abducido es menos importante que lo que el cliente cree que le ocurrió. La exactitud y la veracidad del relato es una mínima preocupación. Como afirma Mack: ‘La cuestión de si la hipnosis (u otra no habitual modalidad que pueda ayudarnos a acceder a realidades que están fuera o más allá de la realidad física) revela con precisión lo que literalmente “ocurrió” puede ser inoportuno. Una cuestión más práctica sería si el método de investigación puede producir información que es consistente entre abducidos, y si conlleva convicciones emocionales, y nos sirve para engrandecer nuestro conocimiento de un fenómeno que es importante para las vidas de los abducidos y para una cultura más amplia.’
De este modo, cuando Mack dirige una sesión de hipnosis, lo primero que explica a su paciente es que él está ‘más interesado en la integración (por parte del abducido) de las experiencias recordadas, sobre la marcha, durante el proceso de la terapia, que en “extraer la historia”. La historia se ocupará de sí misma a su debido tiempo’.
La verdad o falsedad de las experiencias de una persona (la cronología, el procedimiento lógico, y las percepciones exactas de los sucesos) juega un papel secundario en la metodología de Mack. Plantea que su ‘criterio para dar crédito a una observación aportada por un abducido depende, sencillamente, de si el abducido la vivió de una manera real y me la comunicó a mí sincera y fielmente’. Los hechos juegan un rol limitado en el momento en que Mack encara un suceso de abducción.
La Dra. Fiore lleva un modelo similar. Ella plantea que ‘puesto que mi principal preocupación es ayudar a la persona, no es relevante para mí si, por ejemplo, el paciente me comunica con certeza, o no, el color de piel del alienígena. Lo que es primordial es que los efectos negativos de la abducción desaparezcan mediante las sesiones de regresión’.
(1)El trabajo de John Mack, fallecido en 2004, ha sido divulgado en este blog. Aquí (http://alturl.com/ufjzg) tenemos su investigación sobre el encuentro, en 1994, de alienígenas con los alumnos del Colegio Ariel, en Zimbabwe. Aquí (http://alturl.com/7ivpn) hay otras menciones.
(2)El trabajo del Profesor Corrado Malanga tiene otro punto de vista acerca de la memoria que relatan los abducidos que están bajo estado de hipnosis. Él afirma que el recuerdo de vidas pasadas tendría que ver con la incorporación, a la mente de un sujeto abducido, de la ‘memoria’ de otros abducidos ya fallecidos. Es importante que el lector valore esta otra explicación del fenómeno, cuyo desconocimiento por parte del Dr. Jacobs justifica su incomprensión de no pocos de los detalles de las experiencias narradas por algunos abducidos, como veremos en el caso de Dan. Personalmente, sin obviar la posibilidad de que la mente del abducido fantasee, creo que la argumentación presentada por Corrado Malanga merece la pena ser tenida en cuenta. El lector puede leer al respecto aquí:
(3)Sentido de la conexión que la induce a supeditación a los alienígenas.
(4)Nave de la película ‘Aliens’.
A lo largo de seis posts he ido traduciendo las primeras 30 páginas (casi tres primeros capítulos) de la obra del Dr. David Jacobs. Hasta el momento, el contenido de La Amenaza se ha centrado, mayormente, en ir explicando detalladamente las razones por las que el fenómeno de las abducciones es real, así como los obstáculos que se encuentran los investigadores a la hora de afrontar adecuadamente este problema.
A pesar de lo necesario de toda la interesante información aportada en estos tres primeros capítulos, mi tiempo para proseguir con una traducción completa es escaso. Así que he optado por continuar únicamente con aquellas partes de la obra que, siguiendo donde la había dejado, aporten una información realmente destacable. Dicho esto, recuerdo al amable lector que la obra completa (en inglés) se encuentra disponible en descarga directa.
A partir de aquí, mis comentarios sobre La Amenaza irán en color azul.

LA AMENAZA
The Threat – Revealing the Secret Alien Agenda
Por
Dr. David Jacobs
Llegados al capítulo 4 (‘¿Qué hacen ellos?’), el Dr. David Jacob ha concluido con que las abducciones por parte de alienígenas son un asunto real que afecta a miles de personas. Nos ha sugerido que el fenómeno, indirectamente, acabará afectando a toda la humanidad, con consecuencias muy graves. En qué consiste la amenaza alienígena es lo que se propone contarnos a partir de ahora.
4-¿Qué hacen ellos?
Jacobs comienza afirmando que todo lo que los alienígenas hacen forma parte de su programa de abducciones, incluido los detalles aparentemente absurdos de su actividad.
Añade que los investigadores, en su primer contacto con el fenómeno, tienden a pensar que las abducciones tienen como objetivo la investigación sobre los humanos, de un modo paciente, a largo plazo, recolectando datos. Esta presunción ha conducido a la idea -generalmente aceptada por la sociedad que ha seguido esas investigaciones- de que, en tanto que los alienígenas actuaban como observadores e investigadores del mundo humano, su naturaleza no era hostil.
No obstante, ahora sabemos que el propósito primordial de las abducciones no es la mera investigación.
‘La evidencia sugiere que todos los procedimientos alienígenas sirven a su agenda reproductiva; y el núcleo de esa agenda reproductiva lo tenemos en su programa de hibridación, mediante el cual, los aliens toman esperma y óvulos humanos, incuban fetos en cuerpos humanos en pos de producir híbridos humano-alienígenas, y conducen a los humanos a –mental y físicamente- interactuar con esos híbridos, con el propósito de su desarrollo’.
Unidades de Gestación Extrauterina
Un significativo componente del programa de hibridación consiste en la creación de unidades de gestación extrauterina. Cuenta Jacobs que únicamente tras años de investigación llegó a comprender el motivo y funcionamiento de este componente.
Durante años, sigue diciéndonos el autor, las mujeres abducidas habían estado hablándole a los investigadores acerca de los procedimientos ginecológicos a los que estaban siendo sometidas durante las abducciones. Algunas describen lo vivido de la siguiente forma: como si los aliens hubiesen estado maniobrando molestamente sobre sus órganos reproductivos. Tienen la sensación, estas mujeres, de que los aliens estaban ‘agrandando’ o creando más espacio en la cavidad uterina o en alguna parte del área pélvica.
Jacobs menciona el caso de la abducida Barbara Archer (1988), quien describió su vivencia en términos de ‘presión interna’ e ‘hinchamiento’ en sus órganos reproductivos. Lucy Sanders, otra abducida, vivió el mismo procedimiento en varias ocasiones, el cual lo describe como si a la derecha de su pelvis la estuviesen ‘inflando’, sintiendo como si aquello la quemara internamente en el área sobre el que estaban interviniendo.
Otra abducida, Laura Mills, sentía que la manipulación ginecológica a la que se vio expuesta sirviera para determinar cuánto espacio tenía en su cavidad uterina. Exactamente igual lo vivió Belinda Simpson, quien sentía como si aquellos procedimientos se asemejasen a estar siendo ‘hinchada’, como si estuviese embarazada.
Algunas abducidas han sugerido que lo que vivieron (aparente introducción de aire en sus zonas reproductivas) era muy semejante a la laparoscopia a la que somete una paciente cuando se tienen problemas ginecológicos. Dicho lo cual, Jacobs sospecha que, en realidad, los alienígenas podrían estar manipulando el área reproductivo femenino para extraer óvulos. Esta opinión no la convierte en una conclusión, pues no existe (al menos hasta que escribe La Amenaza) suficiente información al respecto.
Sí es destacable que la histerectomía es algo común entre las abducidas:
‘Durante mis diez años como investigador de las abducciones he trabajado con un número de mujeres abducidas que han sido sometidas a histerectomía, o han padecido problemas ginecológicos, como resultado de sus abducciones. Muchas de estas mujeres me han dicho que el cirujano que les ha llevado a cabo la histerectomía han comentado que la posición de sus ovarios ha variado, como si hubiesen sido apretados hacia un lado, o hundidos hacia las trompas de Falopio. Algunas mujeres informan de anómalas cicatrices en los ovarios, lo cual es consistente con la teoría de que, en ocasiones, los alienígenas toman óvulos directamente de los ovarios.’
Jacobs menciona el caso concreto de Melissa Bucknell, abducida de 27 años, que en sesiones de regresión afirmaba haber recibido implantes alienígenas durante sus abducciones. Una mañana de 1987 se despertó con dolores en el área de sus órganos reproductivos, tan severos que le impedían sentarse. Fue entonces cuando tuvo la certeza de que los implantes eran un asunto real. El Dr. Jacobs la llevó inmediatamente al ginecólogo (Dr. Daniel Treller), quien la examinó de urgencia.
El examen del Dr. Treller confirmó que la zona pélvica de Melissa estaba muy sensible, y ordenó que se le observase con ultrasonidos, técnica que rápidamente detectó una anomalía. A la derecha del ovario derecho de Melissa aparecía una masa de alguna clase, pequeña, aparentemente orgánica, que se suponía no debía estar ahí.
‘El desconcertado equipo de ultrasonidos llamó al Dr. Treller, quien estaba perplejo. Ninguno de ellos había visto nunca antes una cosa igual. Pensando en un inusual embarazo ectópico, Dreller ordenó un test de sangre para determinar si Melissa estaba embarazada. El resultado fue negativo.’
Prosigue el Dr. Jacobs contándonos el extraño caso de Melissa Bucknell, quien insistía en que aquella masa anómala junto a su ovario derecho era un implante alien. Melissa estaba decidida a que no se le extirpara. Más aún, se negó a cualquier posterior observación por parte del Dr. Treller, aduciendo que no deseaba que nadie molestara a ‘aquello’, a pesar del dolor físico que le causaba. No obstante, Jacobs logra convencerla para un nuevo examen, un mes después del primero, y el resultado fue que la anómala masa había desaparecido.
Jacobs nos cuenta otro caso, el de Lydia Goldman, una señora de 60 años que se levanta una mañana de 1992 con la sensación de que está embarazada. Aquello no sólo era imposible por la edad, o por el hecho de que la Sra. Goldman no tenía relaciones sexuales, sino porque se había sometido a una histerectomía completa hacía muchos años.
No obstante, Lydia Goldman reconocía aquellos síntomas, pues los recordaba de cuando el embarazo de sus hijos. Unas semanas después, la parte derecha de bajo abdomen comenzó a dilatarse ligeramente. Luego, para su horror, Lydia empezó a sentir que algo, como si fuera un feto, se movía en su interior.
Lydia aceptó acudir al ginecólogo, a pesar de pensar que estaba perdiendo a lo que fuera que tuviese en su útero. Unos días antes de la cita comenzó a sentirse mejor, su estómago no volvió a hincharse, y los síntomas desaparecieron.
‘Cuando Lydia me habló de este episodio, yo estaba perplejo. Hasta entonces, los investigadores sabíamos que los aliens tomaban ovarios y esperma humanos, los fertilizaban in Vitro, añadían material genético alienígena y colocaban el embrión híbrido en un útero. Presumiblemente, el sujeto debía de tener un útero en el que implantar el embrión. Sin embargo, yo había sometido a regresión a muchas mujeres que fueron abducidas cuando estaban en fase postmenopáusica o con ligadura de trompas, o a las que se les había retirado su útero y ovarios. Siempre he asumido que los aliens administran procedimientos reproductivos a estas mujeres, diferentes a los aplicados a las que todavía son fértiles.’
Lydia y el Dr. Jacobs decidieron hacer regresión de la noche anterior a la que la abducida se había despertado con síntomas de embarazo. Ella recordó que estaba dormida en casa de su hija, en Florida, cuando la abducción tuvo lugar.
Lydia: ‘Ellos (los aliens) sostienen en sus manos algo como nosotros lo hacemos con los bebés, pero ese algo no es un bebé… es como una langosta (marina). Apenas puedo imaginarlo. Mis piernas están levantadas y ellos están insertándome algo… parece redondo y luminoso, diría que del tamaño de un pomelo… ellos están sosteniendo eso, y tengo la impresión como si sostuvieran un bebé, algo muy valioso… me lo traen. Es una idea terriblemente repulsiva… encuentro esto extremadamente repulsivo, sucio. Y me siendo mal, pues están haciendo que esa cosa sea parte de mí. Siento aquí una terrible irritación, y repulsión extrema. Se trata de una unidad sólida e independiente. Hay algo dentro de ella. Tengo la impresión de que se trata de una especie de envoltorio o envase, y lo han insertado en mí, vaginalmente. Por completo siento que no quiero eso dentro de mí…’
El relato de Lydia insiste en la idea de que toda la experiencia le resulta repulsiva. Añade ser consciente de que lo que fuera que ocurriera durante aquella abducción, ella se sentía sirviendo a unos propósitos marcados por los alienígenas, que la obligan a ello.
El Dr. Jacobs recuerda el testimonio –anterior a éste- de otra abducida postmenopáusica, que decía sentirse embarazada y advertir que ‘algo’ la golpeaba (desde dentro hacia fuera) en la zona de bajo vientre.
‘Entonces no supe cómo interpretar aquella experiencia. Ahora sí. Me di cuenta de que era posible que los aliens estuviesen haciendo que las mujeres portaran ‘bebés’ incluso cuando éstas no tuviesen ya útero. En lugar de implantar el embrión en un útero, los aliens podrían estar insertando una Unidad de Gestación Extrauterina, un saquito capaz de incubar un feto sin estar unido al tejido uterino. Los aliens colocan esta Unidad de Gestación Uterina cerca del útero o, tal vez, incluso en el espacio antes ocupado por la matriz, o detrás de la vejiga o cerca de un ovario.’
La Unidad de Gestación Extrauterina con la que teoriza Jacobs sería el envase o envoltorio, del tamaño de un pomelo, mencionado por la abducida Lydia Goldman.
La experiencia vivida por Lydia, y la información extraída de ella, hizo que el Dr. Jacobs reconsiderase la situación de Melissa Bucknell, la joven abducida que, tras grandes dolores se le descubrió una masa anómala junto al ovario derecho. A la luz de las experiencias investigadas posteriormente por él, la masa anómala (que había sido interpretada por la abducida como un implante alien) de Melissa parecía tratarse de una implantación fetal cerca del ovario. Así resultaba comprensible la inconsciente e instintiva protección de la chica hacia la extraña masa, propia de una gestante hacia el feto que desarrolla dentro.
Igualmente cobraba sentido el testimonio de las abducidas que afirmaban sentir cómo se les ‘inflaba’ con aire en sus órganos reproductores. Este procedimiento podría no ser sino la preparación del espacio que luego sería ocupado por la Unidad de Gestación Extrauterina.
‘Las implicaciones de estos casos son perturbadoras. Cualquiera que fuese el estado de las mujeres (dentro o fuera de edad reproductiva) abducidas, los alienígenas podían producir ‘bebés’. Los aliens podían “hospedar” implantes fetales en el útero, así como implantar Unidades de Gestación Extrauterina (UGE). Adicionalmente, esas UGE podían ayudar a camuflar el fenómeno. Las UGE no desencadenan la reacción hormonal (gonadotropina) que normalmente se registra en un test de embarazo.
El extenso uso de mujeres, como ‘hogares’ para bebés híbridos pone de relieve la importancia del Programa de Hibridación Alienígena. El alcance es enorme. En teoría, los aliens han producido cientos de miles, si no millones, de vástagos’

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