martes, 22 de mayo de 2012

Los Orbes son "dioses manipuladores de la Humanidad", según Salvador Freixedo


Nota: Aunque pienso que de todo hay en la viña del Señor y que tanto la Luz como la Oscuridad van a la par en nuestro mundo dual, creo que no está de más traer aquí el pensamiento y válidos argumentos de Salvador Freixedo sobre este apasionante como complejo Tema... 
Gloria H. 
http://armonicosdeconciencia.blogspot.com
 
Respecto a la hipótesis de que los orbes son "dioses manipuladores de la Humanidad"

Comentarios al libro: "Defendámonos de los dioses" de Salvador Freixedo.


Salvador Freixedo. "Defendámonos de los dioses" Editorial Algar S.A.
I.S.B.N.: 84-398-2245-6


Dicen que el Conocimiento llega cuando el discípulo está preparado. Cuando descubrí a Salvador Freixedo, allá por el 1996, yo había llegado a sus antiguas mismas conclusiones, y el encuentro con su obra escrita no fue nada casual. Él y yo hubimos de experimentar muchos conocimientos de Religión, Historia y Esoterismo para llegar a esto que aquí expongo; aunque él es mucho más rígido que yo a la hora de catalogar a TODOS los dioses en la lista de los peligrosos.


Hay más hipótesis acerca de todo esto, y actualmente estoy barajando la de que los orbes son los DEVAS o Ángeles Planetarios, o Dyham Chohan.


Y ¿qué entiende Freixedo por "dioses"?



Para él, dioses, con minúscula, son seres, habitualmente invisibles a nuestros ojos de primates, más inteligentes que los humanos, que habitan o visitan este planeta, quizás en otros planos dimensionales, vibratorios o espacio-temporales, y que se han dedicado a manipular el psiquismo y la conducta humana para obtener alimento, conocimiento y diversión, desde la más remota antigüedad.


Compara la conducta de estos seres, a la conducta que los humanos tenemos con el resto de seres vivos: los usamos, tiramos, quemamos, matamos, devoramos, domesticamos, acariciamos, mimamos, encerramos... etc., tal como si fueran esclavos a nuestro servicio, y nosotros sus AMOS.


Nos creemos los amos del resto de seres vivos, y que están ahí para satisfacer cualquier deseo nuestro; y pensAMOS que somos una especie superior y que eso nos da derecho a cualquier cosa.




A partir de esta hipótesis, Freixedo tira de dos hilos: la Historia de las Religiones y la directa casuística OVNI por él investigada in situ, extrayendo las siguientes jugosas conclusiones sobre sus modus operandi:


- Los dioses se han aparecido a los atónitos ojos humanos desde los albores de la Prehistoria.

-Cuando se aparecen, lo hacen en un alarde de "sobrenaturalidad" destinado a impresionar para ser adorados y/o tenidos por mensajeros o presencia de potencias divinas, superiores, provocando el pánico o la devoción; y haciendo que los testigos se crean privilegiados y especiales por ello. No son fenómenos "sobrenaturales", sino el despliegue de poderes desconocidos por los humanos de la época. (holografía, luminiscencia, control de las tormentas, rayos, truenos, fuego, inducción onírica, hipnótica y telepática, visión a distancia... etc)

-Transmiten a los elegidos algún mensaje para que lo difundan, y los energetizan con alguna emisión de "ondas hipnóticas" (en el 1984 aún no se habían estudiado lo suficiente las ondas cerebrales) o algunos poderes paranormales, que les hacen ganar adeptos con rapidez.

-El grupo de adeptos crece y comienza a establecer un culto dictado por los dioses, en el que se instituyen reglas muy estrictas sobre normas sociales, conducta, alimentación, y forma en que deben ser alimentados los dioses a través de SACRIFICIOS, y de cómo deben ser invocados mediante RITUALES. También se capacita a algunos humanos sobre el rebaño a ejercer de sacerdotes y guardias para hacerle obedecer las leyes, bajo penas muy duras (aquí es donde la Magia comienza a convertirse en Religión).

-Si por razones divinas (inescrutables humanamente) -ya sea que los dioses no estén satisfechos con la marcha del culto, o bien tengan que marcharse por cualquier otra causa- los dioses dejan de presentarse ante los mediums, profetas, contactados, sacerdotes, de turno, la comunidad entra en crisis y es abandonada a su suerte, ya sea ésta la más perra o la más guay de las suertes. Se van los dioses y se acabó: se acaban los carismáticos poderes paranormales, la comunidad se disgrega cabizbaja, se convierte en una religión muerta, o sus seguidores son exterminados duramente por otras sectas (quizá un nuevo fichaje del mismo dios, con sólo cambiarse de nombre). Los discípulos y profetas se toman la desgracia como una prueba de fe que les impone la divinidad, o como un castigo por cualquiera de los innumerables pecados -que son lógicas desobediencias a las innumerables e inhumanas leyes dictadas por el dios que ha hecho mutis por el foro-.

-Una vez que los dioses han llevado a buen puerto su culto, obediencia y alimentación, el paso siguiente es la expansión de la creencia por cualquier medio, incluso mediante la locura de la guerra. Dice Freixedo -y no sin razón- que las guerras entre los humanos son a causa principalmente de las luchas entre cultos. También se usa bastante el martirio, haciéndole creer al humano que su propia autodestrucción "autoinmolación", es una prueba del amor y obediencia que se tiene hacia tales dioses, cuando la realidad es que esta locura les sirve fundamentalmente de alimento.


¿Y de qué se alimentan los dioses?

A la vista de la increíble similitud entre los innumerables rituales que a lo largo de toda la Historia humana, en todas las culturas y tiempos, han dictado los dioses para ser alimentados, llama la atención una sustancia que los mamíferos tienen en abundancia. Es roja, líquida, y se evapora en forma de gases orgánicos, aunque él se decanta más por algún tipo de "onda cerebral" o "frecuencia".

Freixedo comienza entonces a sacar ejemplos extraídos de la "Sagrada Biblia", la cual es un buen ejemplo de un culto "revelado" por estos dioses, de cómo, bajo pormenorizadas órdenes de la divinidad, se elaboran recetas sacrificiales: degüellos de determinados animales, aspersión y derrame de la sangre en lugares especiales, quema de vísceras determinadas, quema de especiales maderas, inciensos, sustancias... todo lo cual ofrece un espectáculo para el cual las refinadas mentes modernas y occidentales, salvo que el escenario sea un salvaje atentado terrorista, una bomba "inteligente", un gigantesco incendio forestal, o una quema masiva de vacas locas, no se hallan muy acostumbradas.

Y es que la Biblia (por servir de un mero ejemplo más cercano y conocido) es además incitadora del concepto "Guerra Santa", por cuanto los israelitas eran obligados por su dios a invadir y exterminar salvajemente a los pueblos que tenían la desgracia de vivir en donde aquél decía que aquello era "Tierra Prometida". Abunda el libro en lugares del texto sagrado donde todas estas divinas salvajadas son totalmente explícitas, sin posibilidad de metáforas ni eufemismos.

También apunta Salvador Freixedo a que tales seres se alimentan de ondas cerebrales que emiten estados emocionales fuertes. Estos seres son esencialmente vibratorios y sutiles, y bien pudieran ser las vibraciones electromagnéticas uno de sus alimentos. Así, inducen en sus víctimas, mediante maniobras de acoso y derribo, la vivencias extremas en las cuales el ganado produce tales ondas: todas las formas posibles de sufrimiento, angustia y dolor, aunque también -menos mal- éxtasis, sexo, alegría desbordante, expectación y sorpresa. Muy interesantes son los estudios de Persinger y Tood Murphy sobre la capacidad de los campos magnéticos de provocar estados alterados de consciencia. Según qué intensidades y pautas, los campos magnéticos, aplicados al cerebro humano, pueden provocar tanto éxtasis místicos como pesadillas, idénticas a las experiencias de contacto.

Es un hecho científico que los psicópatas emiten patrones de ondas cerebrales anormales, desestructurados. Quizá, siguiendo el hilo de las hipótesis freixédicas, esto se deba a una "posesión" de seres invisibles que controlan la conducta de la víctima para crear, en él y en los que le rodean, ese tipo de emociones límite para alimentarse de las ondas cerebrales que de este modo puedan emitir los cerebros afectados.
Freixedo, a modo de ver de muchos estudiosos, carga demasiado las tintas en lo negativo. Si la Humanidad estuviera menos domesticada por los prejuicios que los dioses han implantado en la ciencia humana para resultar ellos al magen de ser estudiados, quizá los científicos hubieran ya descubierto la naturaleza exacta de estas ondas cerebrales

De ahi que Freixedo, con agudeza extraña en un ser humano, haya comenzado a hablar claro poniendo el dedo en la llaga, apuntando cuál es la profunda y básica causa de la maldición del ser humano en su desgraciada Historia.


Así vistas las cosas, Freixedo recomienda no contactar con ningún ser invisible porque, aunque este ser tenga buenas intenciones (por ejemplo que sea de la Sociedad Protectora de Humanos), acabará arrimando el ascua a su sardina, y usted no querrá ser pescad@ por ellos ¿No?

¿Y cómo contacta uno con tales seres?

- Ouija. Fácil y diabólicamente directo.
- Retiro en montañas "mágicas"
- Casas y lugares encantados.
- Cercanía física de contactados, médiums, predicadores o profetas, por contagio de esa onda particular, implantada por los dioses, que tales personas carismáticas emiten para hacerles captar adeptos.
- Todos los tipos de trance.
- Mediumnidad: los seres entran en el cerebro de una persona que se les rinde en trance.
- Drogas que hagan disolver la consciencia, saliendo de la lógica y mundo humanos y entrando fácilmente al mundo de ellos.
- Bailes y cánticos con música percusiva de ritmo frenético y repetitivo, tribal.
- Experiencias cercanas a la muerte. Pérdida de la consciencia, sueños y estados hipnagógicos.

¿Y cómo "se defiende" uno "de los dioses"?

Según Freixedo, a la vista de sus investigaciones, lo más fácil es no entrar en el terreno de ellos, "contactando", sino vivir la vida humana en nuestro mundo material, que es como la mar océana de los peces, "donde el pez más tonto es capaz de morder al hombre más listo".

Muy fácil la respuesta. Pero los humanos no somos eternos. Llegará un día para todos en que caigan las fronteras materiales entre ambos mundos, y estemos quizá "en la otra orilla"... ¿con ellos?

A esta difícil pregunta, Freixedo se limita a decir que, ante la palpable ignorancia de los humanos sobre "el más allá", no debemos hacernos ideas predeterminadas, y menos si están dictadas por los dioses, que ya sabe él con qué fines las dictaron: el de dar miedo a los ignorantes humanos con infiernos y castigos post mortem para hacerles obedecer en todo, hasta en lo más inmoral y salvaje, que es matar a tu propia especie.
Fuente: http://www.telefonica.net/web2/franciscochacon/freixedo.htm

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