domingo, 1 de mayo de 2011

El I-Ching: El Libro de las Mutaciones u Oráculo del Cambio


El I Ching - El Libro de las Mutaciones u Oráculo del Cambio 
(Enlace para descarga del libro: El I-Ching o Libro de las Mutaciones)
Probablemente el texto más antiguo que la humanidad haya conservado.
En su origen, el I Ching es un libro sin palabras. Es una sucesión finita de signos no idiomáticos con significados infinitos: un perfecto sistema algebraico. Como tal, su lectura, su aplicación e interpretación es igualmente ilimitada y universal. Gracias a su total abstracción, puede verse en él una síntesis enciclopédica de la realidad, desde los más diversos ángulos; puede interpretarse como una cosmogonía, como un sistema de lógica, o de matemática, en última instancia, como una representación de la trama evidente del mundo, o más allá de ésta, como una representación de su trama secreta. 

En lo concreto, este legado de la antigüedad china es una versión "humanista" del lenguaje de los signos, que en sí es abstracto y omnicomprensivo, pues se refiere fundamentalmente a la trama del mundo humano, a la vida de los hombres en todas sus circunstancias. Y como este texto verbal transmitido es una amalgama de sabiduría taoísta con los principios de la filosofía moral confuciana, se presenta virtualmente como un tratado de ética*.
*Así, como jerarquía ética, debe entenderse en el texto la constante división entre hombres "nobles" e "innobles" o vulgares. El libro se dirige fundamentalmente al "noble" que, en otras versiones, se traduce por el "hombre superior, ya cercano al "hombre verdadero" de las tradiciones esotéricas. 
Los remotos precursores (si no se trata de un anónimo precursor único o bien del mítico Fu Hsi) de los Padres del Taoísmo (Lao Tse, Chuang Tse, Lie Tse) fueron sin duda quienes intuyeron la secuencia cíclicamente infinita de los 64 signos, denominados "hexagramas" en Occidente, aunque Richard Whilhelm insiste en llamarlos correctamente signos, como los llaman en chino: kua. 
En proporción directa al acelerado incremento del progreso con sus conquistas, se intensifica en cambio la lucha competitiva por la vida y con ella, el sentimiento de inseguridad. El hombre ha perdido su Tao, el sentido de su vida, su camino y el que pierde el camino, se ve invadido por la angustia de lo incierto. En primer término se le presenta lo incierto del paso siguiente, del porvenir inmediato, lo radicalmente incierto del futuro. Y entonces, en busca de algún indicador de camino, recurre a la versión oracular de la trama omniciente de los signos. 
El oráculo refleja la encrucijada y suele ofrecer una salida, pero una salida condicional: es condición fundamental la plena receptividad interior, que en chino equivale a "veracidad". El oráculo lo pone en contacto con el Tao de las leyes universales y le señala así su propio tao - cuya traducción corriente es "camino" - nada fácil de dilucidar en momentos difíciles. 
Las preguntas que implican una indagación oracular, en verdad las dirige uno a sí mismo y en uno mismo está la respuesta. De ahí la sabia inscripción clave que se leía sobre el Portal del Oráculo de Delfos: "Conócete a ti mismo". Es, pues, lógica la importancia de la precisión de la pregunta. Ningún oráculo, ningún sabio, puede responder correctamente a una pregunta imprecisa. "Una pregunta errónea tendrá una respuesta errónea, pero una pregunta correcta puede abrir la puerta de la comprensión". 
Su propósito es el de reflejar los cambios que operan constantemente en todos los niveles del universo.
A diferencia de otros métodos de consulta, no se limita a pronosticar hechos, abandonándonos ante ellos para que los afrontemos como podamos, sino que, además, revela por qué las cosas son lo que son y lo que se puede hacer al respecto.
El I ching ofrece un consejo profundo para actuar de tal manera que podamos hacer frente al porvenir en las mejores condiciones posibles. La decisión final es nuestra; así seguimos siendo los responsables de nuestro destino último.
Para una versión del "I King"...
"El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer. 
No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna lectura indescifrable cuyo libro es el Tiempo. 
Quien se aleja de su casa, ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. 
El rigor ha tejido la madeja. 
No te arredres. La ergástula es oscura, la firme trama es de incesante hierro, pero en algún recodo de tu encierro puede haber una luz, una hendidura. 
El camino es fatal como la flecha. 
Pero en las grietas está Dios, que acecha"
JORGE LUIS BORGES
Tomado de: I CHING - El Libro de las Mutaciones, versión de Richard Wilhelm y Prólogos de C.G.Jung. 
Editado por: Gloria Helena Restrepo C. 

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